PALTIN - LA PALTA BEBIBLE
¿Adivinas qué cultivaban?
¡Exacto, pura palta!
El papá siempre decía:
—Aquí en mi chacra no
crecen piedras, ni yuyos, ni flores... ¡Aquí sólo crece la palta!
Y como imaginarás, la
vida de esta familia giraba alrededor del mismo fruto: desayuno con palta,
almuerzo con palta, ¡cena con palta… hasta sueños con palta!
Por eso todos en el pueblo
les llamaban la familia Palta.
Algunos se burlaban y
decían:
—¡Ay, esos siempre andan
palteados!
Pero en verdad, vivían
felices, muy felices.
Papá Rusvel les enseñaba
a los hijos varones los secretos del campo: cómo sembrar, cómo regar, cómo
hablarle a la tierra. Y los chicos aprendían rápido, con ganas y con mucha
dedicación.
Mientras tanto, la mamá
Ivanna les enseñaba a las hijas las artes de la cocina. Y qué cocina, ¡señores!
De sus manos salían
maravillas como:
Crema de palta con galletitas.
Ensalada
de palta.
Palta
rellena.
Palta
a la reina.
Palta
a la huancaína.
Tiradito
con palta.
Causa
limeña con palta.
Sandwich de palta.
Tallarines
verdes con palta.
Arroz con palta al costado.
Ají de gallina con palta encima.
Tallarines verdes con su palta
decorando.
Ceviche con palta
Y hasta mazamorra morada
con palta, aunque ahí algunos decían: “Mamita, creo que ya exageraste...”
En la casa de don Rusvel
se comía rico, muy rico.
2. LA IDEA LOCA DE
PALTÍN
El menor de los hijos
varones se llamaba Paltín.
Un día, mientras miraba
cómo todos en la mesa devoraban otra vez la palta, se rascó la cabeza y dijo:
—Papá… siempre comemos
palta. Y la verdad que es rica, ¡muy rica! Pero… ¿por qué no probamos algo
diferente? No sé… un jugo… algo bebible…
Todos se quedaron
mirándolo con los ojos más grandes que una palta hass.
El papá se cruzó de
brazos y lo miró fijo:
—¡Caray, Paltín!
—¿Qué pasó, papá?
—preguntó el niño, asustadito.
—¡Eres un genio, hijo!
¡Un genio! ¿Cómo no se me ocurrió antes?
Ivanna, la mamá, se echó
a reír:
—Bueno, bueno, menos
palabras y más acción. A ver, tráiganme esas paltas bien maduras, la leche
fresca y un poquito de miel. ¡Hoy nace algo nuevo!
3. EL PRIMER VASO DE
PALTA LÍQUIDA
Todos corrieron a ayudar.
Uno lavaba, otro pelaba, otros ya degustaban mentalmente la nueva
bebida machacaba…
Hasta que la licuadora empezó a sonar: ¡brrrrrrrr!
El olor que salió era
suave, cremoso, ¡paltoso!
La mamá Ivanna sirvió
vaso por vaso, con mucho cuidado.
El papá Rusvel fue el
primero en probar. Tomó un sorbo… se quedó callado… miró a todos… y no dijo
nada.
Silencio total.
—¿Qué pasó? —preguntó
nerviosa Paltina, una de las hijas.
—¿Está feo? —dijo el
hermano mayor.
—¿Nos vamos a enfermar?
—preguntó la más chiquita.
Entonces, Paltín tomó su
vaso y le dio un sorbo.
¡Uy! Sus ojitos
brillaron. Le dio otro sorbo. Y otro. Y otro más, hasta que se lo terminó de un
solo trago.
—¡Mamáaaa, qué ricooo!
¡Quiero más!
Todos rieron y comenzaron
a beber. Y claro, la bebida estaba deliciosa.
El papá Rusvel sonrió
finalmente:
—Yo también la sentí
riquísima, pero quería que tú, Paltín, fueras el primero en decirlo. Porque la
idea fue tuya, hijo. ¡Hoy nace la bebida de palta, y llevará tu nombre: PALTÍN!
4. EL CHISME QUE SE
HIZO VIRAL
La bebida de palta corría
de boca en boca por Motupe y alrededores.
Pero justo en Chiclayo
pasaba algo importante:
La Cámara de Comercio y
Producción de Lambayeque (CCPLAM), con el programa INCUBA EMPRENDE CCLAM, había
lanzado un gran reto para emprendedores: El Programa de Fortalecimiento para
Promover el Desarrollo Económico en la Región Lambayeque. ¿Y sabes qué
ofrecían?
¡Premiar con 1,000 euros
a los cinco mejores proyectos!
El dinero provenía de una
agencia alemana muy seria de cooperación internacional para el desarrollo
sostenible, llamada GIZ (Deutsche Gesellschaft für Internationale
Zusammenarbeit GmbH), que buscaba apoyar ideas innovadoras y sostenibles.
INCUBA EMPRENDE CCLAM
brindaba:
·
Capacitación
y mentoría.
·
Red
de contactos (networking).
·
Acceso
a financiamiento.
·
Visibilidad
y prestigio.
·
Aceleración
del crecimiento.
Cuando don Rusvel escuchó
la noticia, llamó a toda su familia:
—Hijos, mamá Ivanna… ¿qué
opinan? ¿Nos animamos a postular con el Paltín?
—¡Sí papá, de una vez!
—gritaron todos.
—Aunque te digo —bromeó
Paltina—, si no ganamos, al menos nos quedamos con la barriga llena de jugo de
palta.
Así que Rusvel se
capacitó durante dos días seguidos en INCUBA EMPRENDE CCLAM. Aprendió cómo
elaborar un plan, cómo presentar su idea y cómo hacer que su emprendimiento
creciera más rápido, con menos errores y aprovechando mejor los recursos.
El tercer día llegó la
gran intervención: En una hermosa y bien estructurada feria, frente a un jurado
elegante, con saco y corbata, Rusvel presentó el proyecto “PALTÍN, la bebida
saludable de palta lambayecana”.
—Señores —dijo con voz
firme—, en mi familia comemos palta, cultivamos palta y hasta soñamos palta.
Pero ahora, gracias a mi hijo menor, hemos encontrado la forma de beber palta.
¡Un producto natural, nutritivo y orgullosamente nuestro!
El jurado lo miró en
silencio… hasta que uno preguntó:
—¿Y… sabe bien?
Rusvel respiró hondo,
miró al fondo de la nave y levantó una jarra verde cremosa.
—No me crean a mí.
¡Pruébenlo ustedes!
5. EL DÍA EN QUE
CHICLAYO SE PALTEÓ
Los señores de la Cámara
de Comercio probaron el primer vaso con cara de desconfianza.
El primer sorbo fue
tímido, apenas un piquito.
El segundo… ya con más
confianza.
Y el tercero… ¡fue un
trago largo y sabroso!
—¡Increíble! —exclamó
uno.
—¡Es delicioso! —dijo
otro.
—Yo pensaba que me iba a
paltear… pero ahora quiero otra jarra —confesó el más serio del grupo.
Al final, los jueces del
jurado calificador calificaron con alegría el producto innovador de don Rusvel.
Don Rusvel y su familia
se quedaron alegres, tranquilos. Sabían que lo habían hecho bien, y que tenían
muchas posibilidades de ganar.
6. EL PREMIO QUE PALTEÓ A TODA LA CIUDAD
Ya por la tarde, después
de escuchar y evaluar a todos los expositores participantes —cada uno luchando
por ganarse uno de los premios de 1,000 euros—, el jurado subió al escenario.
El público estaba
expectante, los aplausos iban y venían, y la tensión podía cortarse con un
cuchillo… o mejor dicho, ¡con un cuchillo de pelar paltas!
El maestro de ceremonias
tomó el micrófono y dijo:
—Damas y caballeros, ha
llegado el momento de anunciar a los cinco ganadores de INCUBA EMPRENDE CCLAM.
Coincidencia o no, al
primero que anunciaron fue a don Rusvel como ganador con su producto Paltín.
—¡Ganador, don Rusvel y
su bebida Paltín!
La familia brincó de
alegría. ¡Habían logrado unos de los premios y, sobre todo, que su bebida fuera
reconocida!
Invitaron a Rusvel a
subir al escenario y le entregaron un cheque de mil euros, impreso en un enorme
cartón que simulaba un cheque gigante... posaron para la foto y la alegría se
desbordó.
6. EL RECONOCIMIENTO COMO
GANADOR ANTE TODA LA COMUNIDAD LAMBAYECANA
El día esperado del
reconocimiento llegó: 8 de noviembre.
La Cámara de Comercio
organizó un acto público en el parque principal de Chiclayo, con escenario
abierto y música de banda. Había globos verdes, puestos de artesanía y hasta
una gigantografía que decía:
“Premiación INCUBA
EMPRENDE – Apoyando a los mejores emprendedores de Lambayeque”.
La familia Palta estaba
nerviosa. Don Rusvel sudaba, Ivanna se acomodaba el cabello, y Paltín… bueno,
Paltín solo pensaba:
—Ojalá no me quede sin
probar mi juguito.
Cuando anunciaron a los
ganadores, la voz del maestro de ceremonias retumbó por los parlantes:
—¡Y ahora sí, fuerte el
aplauso para Rusvel, Ivanna y la familia Palta, creadores de la bebida PALTÍN!
La multitud estalló.
Algunos aplaudían, otros
bailaban, y los más traviesos gritaban a todo pulmón:
—¡¡¡Quiero mi Paltín!!!
—¡¡¡Quiero mi Paltín!!!
La algarabía fue tanta
que parecía partido de final de fútbol.
Rusvel subió al
escenario, recibió el premio de 1,000 euros, y levantó en alto una jarra de su
bebida verde y cremosa.
—¡Este triunfo no es solo
mío, sino de todos los agricultores, de todas las familias y de todo
Lambayeque!
Ese día, el Paltín no
solo fue reconocido como un jugo sabroso. Se convirtió en un símbolo de
innovación, tradición y orgullo regional.
Y así, entre risas, vasos
verdes y aplausos, toda Chiclayo se palteó… ¡pero de felicidad!
Desde entonces, cada
feria, cada festival y cada evento emprendedor pedía lo mismo:
—¡Que traigan el Paltín!
Y poco a poco, no solo
Motupe, no solo Chiclayo, ¡sino todo Lambayeque se fue palteando de felicidad!
Autor: Rusvel Benavente. 2025. Chiclayo - Perú
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