sábado, 20 de septiembre de 2025

 PALTIN - LA PALTA BEBIBLE


 1. LA FAMILIA QUE SE PALTEABA FELIZ

 Había una vez, en el cálido y fértil valle de Motupe, un agricultor llamado Rusvel, quien vivía junto a su esposa Ivanna y sus seis hijos: tres varones y tres mujercitas.

¿Adivinas qué cultivaban?

¡Exacto, pura palta!

 

El papá siempre decía:

—Aquí en mi chacra no crecen piedras, ni yuyos, ni flores... ¡Aquí sólo crece la palta!

 

Y como imaginarás, la vida de esta familia giraba alrededor del mismo fruto: desayuno con palta, almuerzo con palta, ¡cena con palta… hasta sueños con palta!

Por eso todos en el pueblo les llamaban la familia Palta.

Algunos se burlaban y decían:

—¡Ay, esos siempre andan palteados!

Pero en verdad, vivían felices, muy felices.

 

Papá Rusvel les enseñaba a los hijos varones los secretos del campo: cómo sembrar, cómo regar, cómo hablarle a la tierra. Y los chicos aprendían rápido, con ganas y con mucha dedicación.

Mientras tanto, la mamá Ivanna les enseñaba a las hijas las artes de la cocina. Y qué cocina, ¡señores!

De sus manos salían maravillas como:

 

Crema de palta con galletitas.

Ensalada de palta.

Palta rellena.

Palta a la reina.

Palta a la huancaína.

Tiradito con palta.

Causa limeña con palta.

Sandwich de palta.

Tallarines verdes con palta.

Arroz con palta al costado.

Ají de gallina con palta encima.

Tallarines verdes con su palta decorando.

Ceviche con palta

 

Y hasta mazamorra morada con palta, aunque ahí algunos decían: “Mamita, creo que ya exageraste...”

 

En la casa de don Rusvel se comía rico, muy rico.

 

2. LA IDEA LOCA DE PALTÍN

 

El menor de los hijos varones se llamaba Paltín.

Un día, mientras miraba cómo todos en la mesa devoraban otra vez la palta, se rascó la cabeza y dijo:

 

—Papá… siempre comemos palta. Y la verdad que es rica, ¡muy rica! Pero… ¿por qué no probamos algo diferente? No sé… un jugo… algo bebible…

 

Todos se quedaron mirándolo con los ojos más grandes que una palta hass.

El papá se cruzó de brazos y lo miró fijo:

 

—¡Caray, Paltín!

—¿Qué pasó, papá? —preguntó el niño, asustadito.

—¡Eres un genio, hijo! ¡Un genio! ¿Cómo no se me ocurrió antes?

 

Ivanna, la mamá, se echó a reír:

—Bueno, bueno, menos palabras y más acción. A ver, tráiganme esas paltas bien maduras, la leche fresca y un poquito de miel. ¡Hoy nace algo nuevo!

 

3. EL PRIMER VASO DE PALTA LÍQUIDA

 

Todos corrieron a ayudar. Uno lavaba, otro pelaba, otros ya degustaban mentalmente la nueva bebida machacaba…

Hasta que la licuadora empezó a sonar: ¡brrrrrrrr!

El olor que salió era suave, cremoso, ¡paltoso!

 

La mamá Ivanna sirvió vaso por vaso, con mucho cuidado.

El papá Rusvel fue el primero en probar. Tomó un sorbo… se quedó callado… miró a todos… y no dijo nada.

Silencio total.

 

—¿Qué pasó? —preguntó nerviosa Paltina, una de las hijas.

—¿Está feo? —dijo el hermano mayor.

—¿Nos vamos a enfermar? —preguntó la más chiquita.

 

Entonces, Paltín tomó su vaso y le dio un sorbo.

¡Uy! Sus ojitos brillaron. Le dio otro sorbo. Y otro. Y otro más, hasta que se lo terminó de un solo trago.

 

—¡Mamáaaa, qué ricooo! ¡Quiero más!

 

Todos rieron y comenzaron a beber. Y claro, la bebida estaba deliciosa.

El papá Rusvel sonrió finalmente:

 

—Yo también la sentí riquísima, pero quería que tú, Paltín, fueras el primero en decirlo. Porque la idea fue tuya, hijo. ¡Hoy nace la bebida de palta, y llevará tu nombre: PALTÍN!

 

4. EL CHISME QUE SE HIZO VIRAL

 

La bebida de palta corría de boca en boca por Motupe y alrededores.

Pero justo en Chiclayo pasaba algo importante:

 

La Cámara de Comercio y Producción de Lambayeque (CCPLAM), con el programa INCUBA EMPRENDE CCLAM, había lanzado un gran reto para emprendedores: El Programa de Fortalecimiento para Promover el Desarrollo Económico en la Región Lambayeque. ¿Y sabes qué ofrecían?

 

¡Premiar con 1,000 euros a los cinco mejores proyectos!

El dinero provenía de una agencia alemana muy seria de cooperación internacional para el desarrollo sostenible, llamada GIZ (Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit GmbH), que buscaba apoyar ideas innovadoras y sostenibles.

 

INCUBA EMPRENDE CCLAM brindaba:

·         Capacitación y mentoría.

·         Red de contactos (networking).

·         Acceso a financiamiento.

·         Visibilidad y prestigio.

·         Aceleración del crecimiento.

 

Cuando don Rusvel escuchó la noticia, llamó a toda su familia:

—Hijos, mamá Ivanna… ¿qué opinan? ¿Nos animamos a postular con el Paltín?

 

—¡Sí papá, de una vez! —gritaron todos.

—Aunque te digo —bromeó Paltina—, si no ganamos, al menos nos quedamos con la barriga llena de jugo de palta.

 

Así que Rusvel se capacitó durante dos días seguidos en INCUBA EMPRENDE CCLAM. Aprendió cómo elaborar un plan, cómo presentar su idea y cómo hacer que su emprendimiento creciera más rápido, con menos errores y aprovechando mejor los recursos.

 

El tercer día llegó la gran intervención: En una hermosa y bien estructurada feria, frente a un jurado elegante, con saco y corbata, Rusvel presentó el proyecto “PALTÍN, la bebida saludable de palta lambayecana”.

 

—Señores —dijo con voz firme—, en mi familia comemos palta, cultivamos palta y hasta soñamos palta. Pero ahora, gracias a mi hijo menor, hemos encontrado la forma de beber palta. ¡Un producto natural, nutritivo y orgullosamente nuestro!

 

El jurado lo miró en silencio… hasta que uno preguntó:

—¿Y… sabe bien?

 

Rusvel respiró hondo, miró al fondo de la nave y levantó una jarra verde cremosa.

—No me crean a mí. ¡Pruébenlo ustedes!

 

5. EL DÍA EN QUE CHICLAYO SE PALTEÓ

 

Los señores de la Cámara de Comercio probaron el primer vaso con cara de desconfianza.

El primer sorbo fue tímido, apenas un piquito.

El segundo… ya con más confianza.

Y el tercero… ¡fue un trago largo y sabroso!

 

—¡Increíble! —exclamó uno.

—¡Es delicioso! —dijo otro.

—Yo pensaba que me iba a paltear… pero ahora quiero otra jarra —confesó el más serio del grupo.

 

Al final, los jueces del jurado calificador calificaron con alegría el producto innovador de don Rusvel.

Don Rusvel y su familia se quedaron alegres, tranquilos. Sabían que lo habían hecho bien, y que tenían muchas posibilidades de ganar.

 

6. EL PREMIO QUE PALTEÓ A TODA LA CIUDAD

 

Ya por la tarde, después de escuchar y evaluar a todos los expositores participantes —cada uno luchando por ganarse uno de los premios de 1,000 euros—, el jurado subió al escenario.

El público estaba expectante, los aplausos iban y venían, y la tensión podía cortarse con un cuchillo… o mejor dicho, ¡con un cuchillo de pelar paltas!

 

El maestro de ceremonias tomó el micrófono y dijo:

—Damas y caballeros, ha llegado el momento de anunciar a los cinco ganadores de INCUBA EMPRENDE CCLAM.

 

Coincidencia o no, al primero que anunciaron fue a don Rusvel como ganador con su producto Paltín.

 

—¡Ganador, don Rusvel y su bebida Paltín!

 

La familia brincó de alegría. ¡Habían logrado unos de los premios y, sobre todo, que su bebida fuera reconocida!

 

Invitaron a Rusvel a subir al escenario y le entregaron un cheque de mil euros, impreso en un enorme cartón que simulaba un cheque gigante... posaron para la foto y la alegría se desbordó.

 

6. EL RECONOCIMIENTO COMO GANADOR ANTE TODA LA COMUNIDAD LAMBAYECANA

 

El día esperado del reconocimiento llegó: 8 de noviembre.

La Cámara de Comercio organizó un acto público en el parque principal de Chiclayo, con escenario abierto y música de banda. Había globos verdes, puestos de artesanía y hasta una gigantografía que decía:

 

“Premiación INCUBA EMPRENDE – Apoyando a los mejores emprendedores de Lambayeque”.

 

La familia Palta estaba nerviosa. Don Rusvel sudaba, Ivanna se acomodaba el cabello, y Paltín… bueno, Paltín solo pensaba:

—Ojalá no me quede sin probar mi juguito.

 

Cuando anunciaron a los ganadores, la voz del maestro de ceremonias retumbó por los parlantes:

—¡Y ahora sí, fuerte el aplauso para Rusvel, Ivanna y la familia Palta, creadores de la bebida PALTÍN!

 

La multitud estalló.

Algunos aplaudían, otros bailaban, y los más traviesos gritaban a todo pulmón:

 

—¡¡¡Quiero mi Paltín!!!

—¡¡¡Quiero mi Paltín!!!

 

La algarabía fue tanta que parecía partido de final de fútbol.

Rusvel subió al escenario, recibió el premio de 1,000 euros, y levantó en alto una jarra de su bebida verde y cremosa.

 

—¡Este triunfo no es solo mío, sino de todos los agricultores, de todas las familias y de todo Lambayeque!

 

Ese día, el Paltín no solo fue reconocido como un jugo sabroso. Se convirtió en un símbolo de innovación, tradición y orgullo regional.

 

Y así, entre risas, vasos verdes y aplausos, toda Chiclayo se palteó… ¡pero de felicidad!

 

Desde entonces, cada feria, cada festival y cada evento emprendedor pedía lo mismo:

—¡Que traigan el Paltín!

 

Y poco a poco, no solo Motupe, no solo Chiclayo, ¡sino todo Lambayeque se fue palteando de felicidad!

 


Autor: Rusvel Benavente. 2025. Chiclayo - Perú


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